A mis madrileñas Yeni, Laura, Mari Carmen, Albita y Samy, porque después de un año sin escribir, ustedes lo merecen…
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Antes, lo más normal del mundo era no querer salir en las tardes a andar por el parque. Ni tener energías para ir a mirar cómo el mundo se hacía viejo, desde el césped hasta el viento. Porque no es igual una hoja de árbol en el alba que a plena luz del día. Antes, lo más común era quedarse en casa, con los pies estirados en lo alto, envejeciéndonos un poco nosotros mismos hacia dentro, ignorando la hierba, el aire y algo que dicen llamar libertad. Seguir leyendo